En sus 52 años de vida es la primera vez que usa chaleco antibalas. Se ve más gordito. También está estrenando escolta, no sin antes advertir que los jefes de su seguridad son Dios y la Virgencita.
En El Bagre, Bajo Cauca antioqueño, lo conocen como "el médico del pueblo". Sin embargo, desde hace varios años tiene el sueño de ser Alcalde. Por eso, este año se decidió, renunció al hospital y ahí va, buscando votos.
Él es Ángel Mesa. Candidato a la Alcaldía de El Bagre. Dice estar amenazado.
Junto a él está Marcelino Rivas, candidato al Concejo del mismo municipio. Es profesor. Compadre, amigo y escudero de Ángel. Hace cuatro meses, el 24 de mayo, sufrieron un atentado. A Marcelino le pegaron cuatro tiros y a Ángel dos. Estaban sentados en la puerta de la casa de Ángel y de repente, un hombre les dispara desde una moto.
Marcelino por poquito se muere. Dejó la escuelita y se exilió cuatro meses en Caucasia de puro miedo a volver. Ángel se recuperó rápido. Y cuando volvió al pueblo y comenzó a buscar los votos, se encontró con un rosario de recomendaciones de la Policía y con un escolta.
Entonces, en la lista de las cosas que les pasan por primera vez, aparecen las amenazas, un intento de asesinato y una entrevista en la que explican de todas las maneras que son "simplemente" un profesor y un médico.
Por eso, Marcelino sentencia: "Ninguno de los dos esperaba que nos fueran hacer daño y menos por estar metidos en política".
Pasaron los días y el miedo comenzó a desaparecer. Marcelino no aceptó el esquema de seguridad que la Policía le asignó, según él, porque está más tranquilo sin alguien que lo vigile. "En la zona de la escuela hay presencia de grupos al margen de la ley y es mejor andar solo. En la vereda no tengo problema, la gente me conoce".
La tranquilidad aparente de las últimas semanas se acabó el pasado 19 de septiembre, cuando en el preescolar donde trabaja la esposa de Ángel apareció un letrero que los dejó con las ganas de dejarlo todo, pero con el coraje de no hacerlo.
"O renuncias o te mueres". Eso dejaron escrito en una de las paredes del preescolar. Ángel, lo dice sentado en un parque de Caucasia, que ni va a renunciar ni se quiere morir.
En Caucasia
Está Leiderman Ortiz. Es la primera vez que aspira a la Alcaldía, pero no es la primera vez que está amenazado. Desde hace varios meses el Gobierno Nacional le asignó una camioneta blindada y dos escoltas. Hace un par de semanas, la Policía definió para él un esquema de seguridad.
Su protección también es celestial. Una Biblia abierta, un Sagrado Corazón y varias vírgenes bañadas en polvo ocupan todos los espacios de la sala de la casa de este hombre, que ahora se siente más amenazado que nunca.
"El día del lanzamiento de la campaña hubo un intento de asesinato a una cuadra de donde estábamos y eso fue un caos total. Además, a las familias que nos apoyan y ponen afiches míos en sus casas, las están amenazando con ponerles granadas".
Leiderman camina por las calles de Caucasia con la única seguridad de tener seis ojos encima. De resto, su rutina no ha cambiado a la de sus días de periodista. Ahora tiene una camioneta enorme que utiliza para recorrer una o dos cuadras y un chaleco antibalas, que no usa.
Esta mañana sale muy temprano de su casa para saludar a los vendedores de la Plaza de Mercado y se pierde entre la multitud. Sus escoltas también desaparecen. Es más, si no fuera por esos muchachos que lo cuidan, Leiderman no tendría comitiva y esta mañana estaría solo saludando la gente.
Media hora después, se monta en la camioneta, sus escoltas también y se pierde, esta vez, por las laberínticas calles de Caucasia.
En Tarazá y Valdivia
A una hora de Caucasia y lejos del miedo de Mercedes Berrío, quien esta mañana le da a Leiderman la bendición tres veces con un "la virgen me lo acompañe" que suena triste, está Héctor Giraldo.
Este candidato a la Alcaldía de Tarazá, tiene el mismo mal de Ángel y de Leiderman. Denuncia amenazas.
Las intimidaciones provienen, según él, de opositores políticos que han regado por todo el municipio "que no me van a dejar llegar". La preocupación sigue y por eso decidió no visitar las veredas y no volver a Medellín y no salir en la noche.
Dos horas después y en el centro de operaciones en el que se convirtió la casa de su madre, está Francisco Cárdenas, con otra historia llena de advertencias y lágrimas.
Francisco es candidato a la Alcaldía de Valdivia por error. Hace seis meses mataron a su hermano Freddy, quien tenía lista toda la propaganda para su campaña electoral a la Alcaldía. El candidato era Freddy.
Por eso Francisco deja claro que no tenía aspiraciones a la Alcaldía hasta la muerte de su hermano y que ahora los comentarios que se escuchan es que "a mí me tiene que sacar así sea a punta de granada".
Por eso se siente amenazado. A pesar de que la Policía le asignó un escolta, él decidió no ir a ninguna de las 42 veredas.
Luego, y en un tono tan frío como doloroso declara: "Si a mí me ha de pasar algo para que se esclarezca la muerte de mi hermano, bienvenido sea".
Atrás queda entonces la Virgen del Rosario, diseñada tan grande como doña Alba Díaz la soñó. Ella, la mamá de Francisco, se inventó su propio método de defensa, mandó a construir la Virgen, la puso en su sala, le pone una veladora diaria y todas las mañanas, cuando su hijo va a desayunar, se lo encomienda y como por arte de magia, queda en paz.
Fuente: http://bit.ly/p0oOql