Como cuando uno se gana una rifa o algún premio. Así se siente la comunidad de Santa Rosita, en Caucasia, donde se acaba de implementar la primera ecoescuela de Antioquia en la institución educativa que le da nombre al corregimiento y en el que la enseñanza y el hábitat estarán marcados por el respeto al planeta y sus recursos naturales.
El cuidado del agua, el ahorro de energía, la buena disposición y recuperación de los residuos y la siembra de especies para mantener el ecosistema serán vitales en el enfoque académico que esta institución educativa rural, con más de 35 años de haber sido construida en la vereda Campo Alegre, tendrá a partir de 2022.
Allí los alumnos, entre los que hay niños indígenas, no solo estarán en las aulas recitando tareas de español o sociales sino que también cultivarán, cuidarán los senderos ecológicos y serán vigías de cada recurso de la naturaleza.
Su rector, Rómulo Lozano Sajona, expresó que la elección de su institución para este piloto hace justicia con una comunidad que ha tenido carencias históricas en aspectos de desarrollo social y en acceso a servicios públicos.
“En la actualidad no tenemos una buena carretera de acceso, estamos a 31 km del casco urbano, y 18 km son de vía destapada”, comentó el directivo escolar. Por el momento, al no tener servicio de transporte público, los viajes se hacen en mototaxis o vehículos particulares.
Por estar ubicada en el Bajo Cauca, en una zona veredal, Santa Rosita también ha sufrido los efectos del conflicto armado, mencionó el rector, quien señaló que la comunidad está entusiasmada con el nuevo enfoque de la institución, donde reciben educación básica más de 200 alumnos de preescolar a grado ocho.
El piloto antioqueño
La ecoescuela de Santa Rosita hace parte de un proyecto de la corporación ambiental Corantioquia, cuya meta es crear 30 similares en el departamento, a las cuales se les hace una dotación especial creando un entorno ambiental orientado al cuidado de la vida. Las instituciones beneficiadas reciben una transformación en su infraestructura acorde con el concepto ecológico.
En el caso de la Santa Rosita, a la institución se le instaló un sistema de energía fotovoltaica con 5 paneles solares para el pozo de bombeo que abastece el acueducto y 12 más para el acueducto de la vereda. “Esto permitirá una reducción del 93,4 % en el consumo de energía en el corregimiento”, aseguró Ana Ligia Mora, directora de Corantioquia.
Adicional, a la escuela se le adecuaron una compostera, un punto ecológico y un mural ambiental. En el inicio de clases, en enero de 2022, los alumnos recibirán kits escolares que fueron entregados por la corporación en la socialización del proyecto, que pretende ser un piloto digno de replicar en otras regiones.
También se instalará un biovivero de aprovechamiento no solo escolar sino también con beneficio para la comunidad a través de ecohuertas.
“Para la comunidad, esta es una noticia de esperanza, la instalación de la energía fotovoltaica para el bombeo del acueducto de la escuela y también de la comunidad para que tengan agua en sus casas, es un símbolo de progreso y desarrollo”, insistió Mora.
La parte pedagógica
Carlos Vásquez, profesor hace doce años, destacó que si bien el proceso de socialización y la adecuación de las instalaciones fue exitoso, el reto que viene será cambiar la mentalidad de los niños y jóvenes estudiantes para que asuman con responsabilidad lo que implica ser la primera ecoescuela de Antioquia.
“Con el beneficio también llegó el compromiso, y en esto la parte pedagógica será muy importante, hablarles a los alumnos del cambio climático y que entiendan que el fenómeno afecta sus vidas”, indicó.
En el Santa Rosita habitan unas 500 personas y 250 familias, en su mayoría cultivadores de vendeaguja, una planta medicinal cuyas ramas se usan en techos de bohíos y casetas de restaurantes y fincas.
Corantioquia destacó que el proceso de implementación de la ecoescuela, que también ha servido para integrar a la comunidad, tuvo un costo de $100 millones.
Fuente: https://bityl.co/ABKf