Una tutela ordena que los predios deben estar en manos de Acción Social, pero al parecer no es así.
Un hombre joven, a bordo de una moto, se atraviesa en la trocha:
-"Patrona, no puede seguir, se tiene devolver", ordena.
El integrante de las 'Águilas negras' me impide llegar a 'La Esmeralda', la emblemática hacienda que tenía 'Macaco' en Piamonte, vereda de Cáceres que el jefe paramilitar convirtió en su centro neurálgico cuando reinaba en el nordeste antioqueño. En teoría, la finca está bajo la tutela de Acción Social, pero en la práctica sigue en la órbita de los grupos ilegales.
"No debieron dejarla subir al ferri", comenta otro de los vigías, que tiene su puesto sobre la vía, a 8 kilómetros de Piamonte.
Para entrar al pequeño caserío de campesinos, pescadores y mineros pobres, a orillas del río Cauca, hay que cruzar en un destartalado ferri. Además de transportar a vecinos y vehículos, sirve a las 'Águilas' para controlar las entradas y salidas de forasteros, que no pueden desplazarse sin su permiso por una región montañosa, salpicada de fincas ganaderas y minas de oro.
'Calma', por mando único
Pese a la presencia de las 'Águilas', los habitantes de Piamonte y de otros caseríos de Cáceres o Caucasia, con los que hablé a lo largo de una semana, se sienten tranquilos. Desde diciembre los gobierna una sola bacrim y el mando único, señalan, les ha devuelto la calma.
"Es la paz de los bandidos, nada tuvieron que ver las autoridades. Las 'Águilas negras' y 'Rastrojos', por propia iniciativa, llegaron a un acuerdo para acabar la cruenta guerra que libraban entre ellos y que tenía aterrorizada a la población. Se repartieron los territorios y acá quedaron las 'Águilas', y los otros, que eran sanguinarios, se fueron hacia el Pacífico.Por eso estamos viviendo una época de tranquilidad aparente", dice uno de tantos servidores públicos de instituciones agrarias del Estado, que pidieron no mencionar su nombre.
Bajo la apariencia de una falsa normalidad, trabajan llenos de temor en sus escritorios, sin recursos ni objetivos claros y apegados a la ley del silencio. "Usted se va, pero yo me quedo, tengo familia y no quiero abandonar mi pueblo", respondió otro funcionario, en una frase que resume el sentir general, al pedirle información sobre la verdadera situación de las fincas que fueron de paramilitares y mafiosos.
Por la misma razón, ni uno solo de los entrevistados, incluidos campesinos a quienes arrebataron sus propiedades, cree posible poner en práctica la ley de restitución de tierras, que en Caucasia ya cuenta con oficina propia y empleados desde el primero de mayo, aunque aún no ejercen función alguna.
"Los patrones no se han muerto", comenta un labriego de Piamonte, al que los paramilitares despojaron de medio centenar de hectáreas. "Uno puede hacer las vueltas para que le reconozcan los títulos, pero ir a ocuparlas, no".
Para el responsable de una ONG que defiende a víctimas, "no se dan las garantías necesarias para hacer reclamos. Queda muy bonito decir en televisión que entregan tierras, pero el campesino sabe que no es posible". Un ganadero, por su lado, estima que el problema es "la cultura de terror" impregnada en la región. "El Gobierno dice que retornar es vivir, pero acá sabemos que retornar es morir".
'Mejor no vaya'
La inseguridad es el obstáculo principal, ya que la autoridad la ejercen los ilegales mientras Ejército y Policía son convidados de piedra, cuando no un eslabón de la cadena de la corrupción.
No es extraño, por tanto, que en el retén permanente del Ejército, instalado en una de las salidas de Cáceres hacia las veredas de la cordillera.
"Desde este punto sigue bajo su responsabilidad. Es zona roja, hay bacrim, Eln y Farc, mejor no vaya", advirtieron. Basta con firmar en el libro de incidencias del puesto, asumiendo las consecuencias, para que los militares dejen pasar. De ese lugar en adelante hay bonitas fincas ganaderas, unas en activo y otras abandonadas, así como minería informal, todo supervisado y vacunado por los grupos criminales.
Pero el riesgo de perder la vida o ser desplazado no es el único freno que impedirá a las víctimas reclamar y recuperar lo que era de ellos; también, la clamorosa ineptitud de la justicia y de las entidades estatales.
"Aquí hay dos fincas -La Uribe y Paraguay- que pertenecieron a los Galiano (aliados de Pablo Escobar). Después de 22 años, las extinguieron, pero no han querido darle una sola hectárea al municipio para entregarlas a los 5.000 campesinos desplazados que tenemos -señala José Nadín Arabia, alcalde de Caucasia y uno de los pocos que no parecen arrugarse ante nada-. Si el 30 de junio no las dan, las invaden".
Ambas están en el portafolio del Consejo Nacional de Estupefacientes y la única información que conocen en la alcaldía es que Corpoica mantiene cabezas de ganado en ellas y que cedieron unos terrenos a la Policía Antinarcóticos.
Tampoco fue posible determinar en qué situación se encuentran otras haciendas que fueron de 'Macaco' y 'Cuco Vanoy', como Topacio, El Torín, La Carolina, La Cabaña, Arizona, El Tesoro, El Olvido, Ranchería, Corrales, entre otras.
"Hay un convenio municipal con el Incoder para procesos de legalización de tierras baldías, pero no hay presupuesto para articularlo", dijeron, por ejemplo, en Cáceres. No solo en lo referente a fincas es incomprensible la actuación del Estado en zonas rojas.
'Dicen que no somos víctimas'
En Piamonte, 'Macaco' levantó en su día una urbanización de 96 casas para regalar a las familias más pobres. Las terminó, pero no alcanzó a distribuirlas y quedaron vacías. En mayo del 2007, decenas de lugareños decidieron ocuparlas tras una fuerte inundación. Después, cada cual las mejoró con sus propios y escasos recursos y ahora, aunque el Estado jamás puso un centavo, Acción Social pretende cobrarles 100.000 pesos mensuales de arriendo, cuando a duras penas ganan para sobrevivir.
Eliodora Vaquero, concejala, es una de las mujeres dispuestas a luchar por conservar su techo: "Dicen que no somos víctimas y que estas casas son para ellas. ¿Qué más víctimas que nosotros, que vivimos en medio del conflicto y las inundaciones?".
Esto es solo una muestra de lo que ocurre en las regiones más calientes. ¿Qué pasará en otras?
Fuente: http://bit.ly/MY0kHB