Dos hombres tratan de prender la minidraga de succión, oxidada por la humedad, el sol y el continuo uso. Halan con fuerza la polea y revisan el tanque y el motor, pero nada funciona.
Diez minutos después, ya cansados de los brazos, con uno de los hombres casi sumergido en el agua revisando el tubo de succión, se logra por fin escuchar el bramido constante y preciso de la motobomba.
Están a orillas del río Tarazá, un brazo del majestuoso río Cauca, que por años ha sido lugar de trabajo de los mineros artesanales.
“Desde siempre he trabajado de barequero, lo mismos que mis padres y abuelos. Mis hijas ahora estudian en la universidad gracias a lo que hago”, dice Clemencio Martínez, quien hace parte de la Asociación de Mineros de Guarumo (Asomidragua), del corregimiento de Cáceres, en el bajo Cauca antioqueño.
Esta asociación, que integra a más de 90 mineros y beneficia a 270 personas, se unió desde junio del año pasado al proyecto Cero Mercurio, organizado y liderado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Secretaría de Minas de la Gobernación de Antioquia.
El objetivo que se han trazado los miembros del proyecto es lograr que la minería en el bajo Cauca y nordeste de Antioquia se desarrolle en la legalidad y la formalidad. Para esto, abogados, ingenieros de minas y medio ambientales, dictan talleres y conferencias a propietarios y personal administrativo de 90 unidades de producción minera.
“Ya tenemos 60 mineros con muchas posibilidades de poder legalizarse, los otros 100 que están en el proceso seguirán por el camino, porque no sabemos hasta cuándo continúe el proyecto (…) Solo el acompañamiento que les hemos dado ha servido para que ellos se asocien y, además, se concienticen de la necesidad de tener un buen manejo ambiental para lograr legalizarse”, dijo Oseas García, coordinador regional de componente de minería de Usaid.
El énfasis de los cursos y talleres es el mejoramiento de prácticas comprometidas con el desarrollo social y del medio ambiente, pero también se imparten cursos de legislación laboral, seguridad industrial y salud ocupacional, que beneficia a los mineros en el proceso de legalización.
Adicional a la capacitación, Usaid creó un consultorio jurídico en Segovia que pretende orientar a los mineros y sus familias en seguridad social, contabilidad y medio ambiente. Por ahora ya van 560 consultas, pero el objetivo es llegar a las 2.400.
“Todo lo que puedan hacer las instituciones en materia de capacitación es ganancia, porque el minero aún no tiene la claridad de cómo es el tema de la legalización y eso es lo que hace falta, que le gente tome conciencia de las cosas y aprenda temas que son tan necesarios y que se deben aplicar si queremos recibir apoyo del Estado”, dijo Darío de Jesús Garcés Díaz, líder de la Asociación de Mineros de Guarumal.
Esta asociación extrae el mineral a través de 90 minidragas y utiliza un promedio de dos kilogramos de mercurio al día, cuando hace algunos meses eran siete los que caían al río y contaminaban sus aguas.
Debido a estos ejemplos, al programa también se unieron la Asociación de Mineros del Jardín y siete minas de la Empresa Minera de Jobo Medio (Emijom) en la Vereda Jobo Medio, municipio de Zaragoza.
“Son personas que quieren el camino de la legalidad y de la formalidad. Hacen esfuerzos muy grandes y van al Bagre y a Caucasia a las capacitaciones que hacemos (…) Nosotros los apoyamos en trabajo de obras y plan de manejo ambiental con recursos y además con la realización de un estudio técnico de manejo ambiental”, contó García.
Es el caso de la Asociación de Mineros de Guarumo (Asomidragua), que además de recibir capacitación técnica sobre el manejo ambiental y legal, también están siendo beneficiados con recursos para el montaje y construcción de pequeños centros de beneficio.
La asociación aporta la propiedad de los lotes y Usaid se encarga de adecuar la infraestructura, dotarla con equipos de concentración gravimétrica libre del uso de mercurio y brindar capacitación para el manejo de los mismos.
“Antes de pronto contaminábamos porque no teníamos el conocimiento, pero ahora estamos a la espera del centro de acopio porque sabemos que cuando se de este proyecto las cosas comenzarán a cambiar. Pero ahí quedan las grandes dragas y empresa mineras, porque el gobierno nos acusa de que nosotros somos los que más contaminamos el río y no, si tenemos es algo muy pequeñito”, aseguró Garcés.
Mientras adquieren la infraestructura y se legalizan, estos mineros seguirán utilizando menos mercurio en la extracción del mineral para así no contaminar el afluente, del que siempre se han servido.
Porque, dicen, ellos quieren y respetan el río, por eso se comprometen a no contaminarlo y devolver el agua tal como llega a su draga.
Cursos de seis meses para legalizarse
Por seis meses, pequeños mineros del bajo Cauca y nordeste de Antioquia dejarán sus dragas por un pupitre.
El programa contempla capacitar y actualizar a los propietarios de pequeñas empresas y empleados en toda la normatividad minera vigente en Colombia, así como en temas de legislación ambiental, laboral, seguridad industrial y salud ocupacional.
Así mismo se les brindará herramientas empresariales y administrativas para que inicien su proceso de formalización empresarial.
Fuente: http://bit.ly/1p00aWu